domingo, 4 de agosto de 2013

Atardecer en la playa

Como cada tarde salí a darme mi paseo por la playa como hacia todos días. Me gustaba ver como el sol iba cayendo hasta que por el horizonte se ocultaba mientras sentía la fina arena en mis pies y el golpe de las olas al llegar a su fin. Aquella tarde cuando pasé por la zona rocosa me encontré allí una chica. Era morena y de ojos marrones y parecía de mi quinta. Estaba sentada en las rocas con una pierna colgando y la otra encogida, sobre la que tenía apoyados los brazos y su barbilla. Su mirada era fija a la línea que describía el sol. No le eché mayor cuenta, pero por educación saludé.

─ Hola.

─ Hola ─me respondió ella─.

Tras ello continúe mi viaje hasta mi destino.

Al día siguiente, como no, volví a dar mí paseo por la orilla de la playa y allí estaba nuevamente ella. Nuevamente ignore el hecho de que ella estaba allí, pero la volví a saludar por educación.

─ Hola, buenas tardes.

─ Hola, buenas tardes ─me respondió ella─.

Fue pasando el tiempo y día tras día me la encontraba allí sentada observando la puesta de sol. Aunque no se notase, día tras día íbamos alcanzando confianza así que una de las tardes que me la crucé me paré.

─ Buenas tardes.

─ Hola.

─ ¿Eres nueva por la zona?

─ Si, me mudé hace poco. ¿Y tú?

─ No, yo llevo ya bastantes años por aquí. Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?

─ Dime.

─ ¿Cómo es que estas todas las tardes en las rocas observando la caída del sol?

─ Es una historia muy larga…. ─dijo ella mientras agachaba la cabeza─ pero se resume en que, donde vivía antes, solía ir con mi novio a una zona donde todas las tardes veíamos la puesta de sol y hace poco me dejó y  se fue a otra ciudad. Digamos que esto me recuerda a él…

─ Joo…

─ Ahora yo, ¿puedo hacerte una pregunta?

─ Por supuesto.

─ ¿Cuál es tu historia?

─ Pues es una historia muy similar. Todas las tardes solía pasear por esta playa con mi novia, pero hace  tiempo que me dejo por una razón que desconozco, y que sospecho que ella también, así que, al igual que tú, esto me recuerda a ella…

─ Menudas vidas las nuestras….

En aquel momento se hizo el silencio.