lunes, 22 de julio de 2013

La Sombra Blanca

─ Abu, ¿Por qué tu sombra es blanca? ─le preguntó ella─.

─ Veras pequeña, cuenta la leyenda que hace muchos años todos los humanos tenían una sombra negra, hasta que nació uno de ellos que tenía una forma completamente diferente de pensar. Era diferente mentalmente y también lo quiso ser físicamente, por ello mandó investigar y hacer que convertirán su sombra negra en blanca para diferenciarse del resto. Dicho de otra forma, aquellas personas cuyas sombras son negras son aquellas que siguen el ideal de la sociedad mientras que las de sombra blanca ven el mundo de forma distinta.

─ ¿Y yo podría cambiar la mía?

─ Por supuesto que sí, todo depende de tu mente ─le dijo el anciano mientras le tocaba la frente con el dedo índice─. Pero aún es pronto, ahora disfruta de la vida, pequeña.


En ese momento la cría hecho a correr a jugar como lo estaba haciendo antes. Mientras tanto el viejo continuó la frase en su cabeza: “Disfruta ahora que sin conocer la palabra felicidad y su significado eres feliz, pues con el paso de los años iras conociendo ambos pero por el contrario la iras perdiendo….”



jueves, 4 de julio de 2013

"El Manicomio" #Cap. 06 (Final)

#Capítulo 6. La Búsqueda Final

Viendo que la  puerta de la cámara no se podría abrir debido a la deformación que tenía, Aren se fue en busca de una barra o algo similar para poder hacer palanca y abrirla. Teniendo en mente que el loco aun andaba suelto y no sabía dónde está, abrió sigilosamente la puerta y asomo tímidamente la cabeza para ver si el pasillo estaba libre.

Una vez inspección el pasillo desde la puerta y no vio rastro de nadie salió muy despacio para evitar no hacer ruido.  Fue caminando muy despacio para no hacer ruido y finalmente logro llegar al otro extremo del pasillo donde estaba la sala de archivos y donde recordaba que había una barra con la que podría hacer palanca. Una vez entro dentro se puso a buscar por todos los rincones de la habitación. Miro por todas las esquinas, entre todas las estanterías que había apiladas en el centro de la sala y no lograba encontrar la barra que buscaba.

─ ¡Joder! ¡Donde estará la dichosa barra!

De repente un fuerte portazo sonó a sus espaldas, pero él lo ignoró pensando que la puerta se había cerrado debido a la corriente del aire. Aren continuo a lo suyo buscando la barra por toda la sala. De repente escucho como alguien carraspeaba a su espalda y tras  girarse su sorpresa fue encontrase la persona que antes había intentado matarles. Este ya no portaba el bate, ahora llevaba una barra de hierro la cual hacia girar con su mano.  

─ ¿Buscabas esto pequeño?

El asombro de Aren fue tan grande que quedó completamente paralizado. Era incapaz de moverse, de gesticular una sola palabra.

─ ¿No vas a decir nada? Venga, estamos en confianza.

Aren era incapaz de mover ni un solo músculo.

─ Bueno, pues si insistes en no huir muchas gracias por facilitarme las cosas ─le digo mientras le guillaba un ojo y comenzaba a correr hacia él soltando un fuerte grito─.

Según se iba acercando a este, puso la barra en posición horizontal apuntando hacia Aren. Este incapaz de moverse, solo podía ver como estos se acercaban cada vez mas y mas.....

Al día siguiente la ciudad de Hamar se levantaba con la siguiente noticia en sus periódicos:






lunes, 1 de julio de 2013

"El Manicomio" #Cap. 05

#Capítulo 05. Encerrado

Los chicos quedaron completamente bloqueados a la salida de la sala. Unas pisadas y unos golpes se acercaban y venían de la escalera. Aprovechando la oscuridad del fondo del pasillo se cobijaron en un rincón de esta.

─ Ni si quieras respires… ─le dijo Erik a Aren en susurro─.

De repente de la esquina que forma el pasillo con las escaleras apreció un varón de unos 30 años. Vestía unos pantalones blancos y una camisa de fuerza semidesabrochada completamente salpicados de sangre. En su mano derecha portaba un  bate de béisbol bastante dañando y el cual iba arrastrando.

─ Putas ratas…. ─dijo este por lo bajo─. ¡¡Quiero un poco de acción!! ─gritó mientras soltaba un fuerte grito de rabia y estampaba el bate contra la vidriera que tenía en frente haciendo esta añicos─.

─ No hagas ruido… ─volvíó susurrar Erik a Aren─.

Pero de nada sirvió, puesto que en ese preciso momento el móvil de Aren comenzó sonar.

─ ¡Joder apágalo!

─ ¡Eso intento!

En ese momento el varón del bate se percató de la situación y comenzó a caminar hacia donde se encontraban mientras arrastraba el bate entre los cristales que cayeron de la vidriera.

─ ¡Por fin! ¡Ya huelo a sangre! ─grito por lo bajo─.

─ ¡Joder! ¡Nos ha descubierto! ¿¡Qué coño hacemos!? ─pregunto Aren─.

─ ¡Rápido a la morgue! ─le contesto Erik─.

Los chicos retrocedieron y entraron en la sala. Buscaron una vía de escape y allí vieron una ventana. Erik le grito a Aren que saltarían por ahí pero al abrirla vieron que no era una gran idea, ya que la altura era considerable.

─ Piensa Erik…. Piensa…. ¡Piensa! ─se decía así mismo─.

─ Erik mira, alguna de las cámaras de cadáveres están libres y tienen un sistema que permiten que sean abiertas desde dentro, podemos hacer lo siguiente: Tiramos las mochilas al patio interior y nos escondemos en estas confiando que el loco ese pique el anzuelo…

─ No me gusta el plan, pero he de reconocer que es el mejor que tenemos hasta ahora… ¡Así que vamos!

Los chicos tiraron las mochilas por la ventana y estas cayeron al patio interior. Posteriormente cada uno de ellos se metió en una de las cámaras, todo ello justo a tiempo antes de que el varón entrase en la sala. Este entró y al ver las ventanas abiertas y las mochilas en el suelo del patio picó el anzuelo de que habían saltado por ahí. Nuevamente en un ataque de rabia y tras un fuerte grito estampó el bate contra las cámaras de los cadáveres, concretamente contra la puerta en la que estaba metido Erik.

Los chicos esperaron un tiempo prudencial para dar tiempo a que su cazador se fuera. Aren fue el primer en salir, debido a que ya empezaba a faltarle el oxígeno al estar encerrado en un espacio tan reducido. Cuando este aviso a Erik de que el peligro se había ido, fue el turno de este para salir. Erik giró la palanca interna para abrir la puerta y poder salir, pero debido al golpe recibido por el bate esta se había deformado quedando inutilizada.

─ ¡Joder Aren! ¡Sácame de aquí! ¡Me está empezando a faltar el oxígeno! ─gritaba desde el interior de la cámara─.

─ ¡Eso intento! ¡Pero no logro abrirla tampoco desde afuera!
Aren insistía en abrir la puerta pero lo más que abrió fue una pequeña rendija que le permito a Erik renovar el aire.

─ Erik escúchame, tranquilízate, voy a ver si busco algo para hacer palanca. Recuerdo que en la sala de archivos había una barra que quizás me sea útil, voy a buscarla. ¡Ahora vengo!

─ ¡Date prisa por favor!