jueves, 3 de marzo de 2016

El cuerpo vagante

Su cuerpo vagaba en la fría noche, un cuerpo sin alma. Deambulaba de aquí para allá siempre sumido en una rutina. Desconocía su nombre, su edad, su origen. Para él no había pasado, solo presente, y quién sabe, a lo mejor futuro. El sueño se apoderaba de él y cualquier rincón era bueno para descansar ese frasco sin alma. Un pequeño asiento en la avenida le servía. Allí posó su cuerpo que poco a poco fue cayendo en un profundo sueño. Tras despertar dentro del sueño se encontró con su alma, un ente que solo habitaba su contenedor en el momento del descanso. La alarma sonaba y un nuevo amanecer partía por la línea del horizonte. Con ese comienzo el alma abandonaba el cuerpo a su libre albedrío, un cuerpo que volvía a vagar en la rutina hasta la hora del sueño.

Pablo Gómez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario