domingo, 16 de diciembre de 2012

Bala Alternativa (Final B)


Alerta Spoiler: Leer antes -> http://relatosdepapelyboli.blogspot.com.es/2012/12/bala-alternativa.html

Esa bala era para mí. Para esa persona que lo había perdido todo, que perdió la ilusión de vivir, que perdió a quien amaba, que perdió a amigos, que perdió a familiares, aquella que no encontraba felicidad en ningún rincón de este mundo.

Era un único tiro, así que tenia que ser certera. Coloqué la pistola a la altura de mi sien y coloque el dedo sobre el gatillo. Lo apreté haciendo prender la pólvora que expulsó la bala por el cañón de la pistola. Esta golpeó en mi sien creando un orificio de entrada y continuó atravesando el cerebro hasta crear otro orifico de salida en lado opuesto de mi cabeza. Los fragmentos de cráneo, sesos, y sangre impactaron en la pared de mi derecha. Caí desplomada al suelo quedando tendida junto a la pistola. La sangre que emanaba de mi cabeza teñía de color rojizo mi pelo rubio. Ahora ya no habría más problemas por los que sufrir.


Bala Alternativa (Final A)


Alerta Spoiler: Leer antes -> http://relatosdepapelyboli.blogspot.com.es/2012/12/bala-alternativa.html


Esa bala iba para él. Para ese hijo de puta que me lleno de ilusiones, que me prometió un infinito que nunca cumplió, que me dejo abandona en la cuneta cuando pudo, aquel que se llevo mi felicidad.

Me acerque a él de frente y haciendo que le iba a decir algo al oído saqué la pistola y se la aproxime al pecho, a la altura del corazón. El dedo estaba en el gatillo, solo quedaba apretarle para hacer saltar el percutor. Fue un tiro limpio a quemarropa, perdió todas las fueras y cayó desvanecido al suelo sangrando por la boca y la herida de la bala. Se quedó tirado en mitad de la calle, y junto al charco de sangre que comenzaba a dejar, tiré el arma. Ahora sabría que no ha de tocar los ovarios a una verdadera dama. 


Bala Alternativa


¿Qué pasaría si tuviéramos en esta vida una bala para gastarla con quien quisiéramos? Una única oportunidad, una única reserva en la recamara.

Creo que ya es  hora de usarla. Han pasado bastantes años pero es hora de darle uso. Quizás me arrepienta de ello, pero es el momento.

─ ¿Estas segura de ello?

─ Si ─dije con la mirada firme.

─ Pues haya tu, toda tuya.

─ Pues haya yo, toda mía.

─ Por cierto, Alba, ¿Por qué hablas como si fueras dos personas?

─ Soy bipolar ─me sonreí a mi misma.

La decisión ya estaba tomada, ya sabía en quien iba a usar esa bala. Esa bala estaba destinada para….

Para él: http://relatosdepapelyboli.blogspot.com.es/2012/12/bala-alternativa-final-a.html

Para mi misma: http://relatosdepapelyboli.blogspot.com.es/2012/12/bala-alternativa-final-b.html


Héroe


Como cualquier otro día me dirigía hacia mi rincón del “dolor” para ahogar mis penas. Era un lugar al filo de un acantilado, junto al viejo faro de la playa. Eran unas tierras “vírgenes” a las que solo yo sabía llegar, ya que estaba cercado. Era un lugar al que iba todas las tardes, después de hacer la tarea en casa, para pensar sobre la mierda de vida  que llevaba y ahogar las penas. Pero aquel día fue diferente.

Para sorpresa mía cuando llegue puede ver como había una chica morena sentada al filo del acantilado. Tras sentir mi presencia se puso de pie y se aproximó al borde del mismo.

─ ¡Como te acerques salto!

─ Tranquila, no soy ningún héroe, así que tu a lo tuyo y yo a lo mio ─continúe acercándome.

─ ¡Como continúes salto! ¡Te lo juro!

─ Ya te he dicho que no soy ningún héroe, he venido a tumbarme a ahogar mis penas mientras miro el cielo, como todas las tardes hago. Asique tu a lo tuyo, no te molesto.

─ ¿Tu eres gilipollas? ¿Ves una tía al borde de un acantilado apunto de saltar y te la suda?

─ Estas buscando captar la atención y no lo vas conseguir, asique como te he dicho antes, tu a lo tuyo y yo a lo mio.

─ En serio…. Pensaba haberlo visto todo pero me acabas de sorprender ─decía mientras se retiraba del precipicio y se volvía a sentar al filo de este.

─ Me suele pasar a menudo ─conteste mientras me tumbaba.

Me tumbé y me puse a observar las nubes y ahogar mis penas. Como no, como cada tarde, siempre se me escapa alguna lagrima que buscaba libertad. De vez en cuando miraba de reojo a la chica. Seguía allí sentada, con las piernas colgando del precipicio. Fueron pasando los segundos, minutos y horas. Continuamos cada uno a lo nuestro hasta que ella se levantó y se acercó a mí.

─ Parece ser que el no héroe que se la suda todo no es así, ¿no?

─ ¿Por?

─ Pues porque esas lágrimas indican que algo te importa, ya sea por no haberlo conseguido o haberlo perdido.

─ Puede ser. Ahora yo pregunto, ¿Qué lleva a alguien como tu al suicidio?

─ Pues una mierda de vida, en la que no se me facilitado nada.

─ ¿Has pensado que si saltas le estas facilitando el trabajo a la Muerte? ¿Porque vas a hacerle ese favor si a ti no te han hecho ninguno? Además, piensa que en cualquier momento la moneda puede dar la vuelta.

─ Joder… que manera de ver la vida…

─ Llevo otra filosofía de vida, así me va luego. Por cierto, ¿Ya no saltas? Te he dicho que no quería ser un héroe, puedes hacerlo si quieres.

─ Vete a la mierda. Se me han quitado las ganas contigo aquí. Así que me voy. Que te vaya bien con tus nubes.

─ Va, chao ─le contesté mientras me incorporaba.

─ Gilipollas… ─susurró entre dientes mientras se alejaba.
Me levanté de un brinco y me fui tras ella. Cuando estaba a punto de saltar el cercado la pare poniéndola la mano en el hombro.

─ ¿Crees que esas son formas de despedirte del héroe que te ha hecho no saltar?

Me miró con cara de pocos amigos y me sonrió forzadamente. Se dio la vuelta y continúo. Pasaron varias semanas en los que no volví saber nada de ella. Pensaba que ya habría saltado desde otro sitio, hasta que otro día llegué  a mi rincón, la encontré allí, tumbada mirando al cielo. Me sorprendió bastante.

─ Vaya, pensaba que habrías saltado desde otro punto ya, pero veo que no.

─ ¡Joder! Que susto me has dado ─respondió mientras se incorporaba y llevaba la mano al pecho─ Pensé en la frase que me dijiste y bueno…. aquí estoy.

─ Pues me alegro de ello. ¿Te apetece compartir nubes y penas?

─ Antes preferiría saltar... ─contestó mientras me guiñaba un ojo.


sábado, 15 de diciembre de 2012

Camino Correcto


¿Cual es el camino correcto? A saber…. Son tantos los caminos que la vida nos ofrece que a veces no sabemos cual elegir. En cambio, otras veces nos marca uno a seguir queramos o no. No hay señales que nos indiquen el lugar por el que ir, simplemente  viajamos con una brújula, que a veces maraca el norte y a veces el sur. Hay ocasiones en que esos caminos nos los encontramos  cercados, cuyas puertas suelen estar cerradas. ¿Tomamos ese o el fácil de la puerta abierta? El de la puerta abierta parece el más fácil y apetecible, el que no nos va a dar problemas, pero eso tampoco nos indica que sea el adecuado. Hay ocasiones en las que viene bien abrir la puerta cerrada armándose de valor y paciencia…


viernes, 14 de diciembre de 2012

Suicidio


Todo esto viene de largo, desde hace un año en adelante, pero concretamente la causa de este final viene de esta noche atrás.

Nos encontrábamos en una fiesta como en cualquier otra, pero esta era diferente. Allí se encontraba ella, la chica a la que amaba. Así que en un descuido en el que ella se quedo sola me acerqué por detrás cogiéndola por la cintura.

─ ¿No te gustaría volver a aquellos días? ─pregunté.

─ Lo siento, ya sabes que ahora me gusta otra persona. Lo nuestro acabó.

─ ¿No echas de menos esto? ─pregunté mientras  la abrazaba y la besaba en la mejilla.

─ Para por favor, no lo hagas mas difícil, te lo he dicho miles de veces, lo nuestro terminó. Si de verdad te hubiera importado nunca me habrías dejado escapar.

─ Pero…

─ Por favor, no insistas más, no quiero amargarme la fiesta.

─ De verdad, Alba, te sigo queriendo. Cierto es que no te presté la atención que necesitabas, lo sé. Sé que lo hice todo mal, pero comprende que el amor no viene con libro de instrucciones. Tu has estado con mas gente, por lo que has podido arreglar los errores que cometiste con los anteriores, yo en cambio esas experiencias no las tengo. Viniste tú a por mí, pensé que nada podría salir mal, que seria para siempre, que no te desamorarías. Ese fue mi gran error.

─ Pues ya has visto que no. Que la gente se puede desamorar si la convivencia con esa persona no es como pensabas, es decir, no era de la persona de la que te habías enamorado. Y ahora déjame tranquila, por favor ─respondió mientras se iba  con el grupo de gente.

Deprimido por la situación y por no amargarla más la noche me despedí del personal y me fui del lugar. Era una casa rural en la montaña, así que al salir me fui de paseo por el monte, acompañado por los arboles de la zona y la sonrisa de la luna llena bajo el cielo estrellado.

Gracias a mi afán por el senderismo y a la luminosidad proporcionada por la luna, me mantuve caminado gran parte de la noche por la montaña. Cierto es, que en ocasiones, acojonaba un poco, sobretodo al oír los búhos de fondo, pero eso no viene al cuento. Tras varias horas de caminata, encontré un viejo puente romano construido sobre un rio a bastantes metros de altura del mismo, el lugar en el cual me hayo sentado ahora mismo escribiendo esto. La vida por fin me ha dado una respuesta: “Salta”.

¿Por qué esa respuesta? Pues puede ser por muchas cosas, pero principalmente por la mierda de vida que llevo. Porque la chica a la que amo no me ama, porque los amigos que tenia los perdí, porque las formas de divertirse de ahora no son las que me gustan, porque tengo otra manera de ver la vida, porque no comprendo nada de lo que en el mundo ocurre, porque no hay nada que impulse a un loco a continuar en un mundo de “cuerdos”.

Esta vez no es un “hasta luego”, es un adiós definitivo. Pero no saltare sin antes dejar el siguiente fragmento de una canción.

 “Siento que el uso del corazón me ha dado de si, desatado y dilato de tanto latir por ti. […] Que te he dejado pero no de quererte, que te he olvidado pero no de mi mente, que siempre te tendré presente desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte….”


domingo, 9 de diciembre de 2012

Paseo Nocturno


Transcurría una noche fría de invierno y cubierta por una niebla muy espesa. La visibilidad era escasa a pocos metros por delante. Me hallaba caminando solo, a altas horas de la noche. Las calles estaban completamente desiertas, no había ni un alma, ni siquiera vehículos.
Pasando cerca de un parque puede ver, difuminado por la niebla, un cuerpo apoyado en un banco. Parecía una muchacha y parecía estar llorando. En un principio no eche mayor cuenta, pero de repente vi como se medio desplomaba. Rápidamente me acerqué a socorrerla.

─ ¿Estas bien? ─pregunte preocupado.

─ S-Si, gracias…. ─respondió ella entre llantos mientras se incorporaba.

─ ¿Seguro? ¿Necesitas que avise a alguien?

─ No, no, de verdad. Gracias… ─insistió ella.

─ Bueno…. antes de irme, de nuevo, ¿necesitas ayuda o que llame a alguien?

─ De verdad, te lo agradezco mucho, pero estoy bien ─sonrió ella entre lágrimas.

─ Bueno pues me voy, y sonríe, que a una chica tan mona como tú no le pegan esas lágrimas en la cara ─le contesté sonriendo para ver si así se animaba un poco.

─ Jaja, gracias, tomo nota de ello ─contesto ella.

Me daba cosa el dejarla allí sola, pero ¿qué pintaba yo allí? Así pues, continúe con el paseo que había dejado pendiente. Continúe caminado acompañado por la niebla y el alumbrado las farolas de la calle. No anduve ni diez metros cuando de repente escuche a mis espaladas:

─ ¡Espera por favor!

Reconocí por la voz que era aquella chica, así que me giré para ver que pasaba.

─ ¡Por favor espera!

─ Si, si, tranquila que espero ─Le contesté mientras me volví hacia atrás para acercarme a ella─ ¿Que sucede?

─ Te… ¿te importa acompañarme a casa?

─ Pues…

Al principio dudé de ello, pues habían sido muchas casualidades seguidas y tenía escuchados muchos casos similares de gente “inofensiva” como gente mayor, niños, etc que son cómplices de otros, juntos con los que te llevan y después te dejan limpio si es que sales vivo. Pero ella parecía diferente así que me arriesgué.

─ Pues bueno, ¿vives muy lejos?

─ Si, un cachito….

─ ¿Donde exactamente?

─ En la calle Atalaya.

─ ¿En serio? Yo también.

─ ¿Que numero? Yo el once.

─ Yo en el veintiuno. ¿Eres nueva en el barrio? Nunca antes te había visto.

─ Si, me mude hace dos semanas mas o menos ─me sonrió.

─ Quizás me meta donde no me llaman, pero… ¿Qué hacías a esas horas llorando en el parque?

─ Me gusta pasear de noche y ahogar mis penas. Y bueno, vi el banco y le hice compañía compartiendo mis penas con el jeje. ¿Y tú? ¿Qué haces a estas horas por la calle?

─ Pues lo mismo mas o menos que tu jaja. Me gusta pasear de noche.

Continuamos paseando y compartiendo batallitas hasta que finalmente llegamos a su portal. Era hora de dejarla, ¿seria un adiós? ¿o un hasta luego?

─ Bueno pues hemos llegado.

─ Joo, eso parece. Por cierto, no me has dicho tu nombre. Yo soy Lucia ─sonrió.

─ Yo Luis.

─ ¿Te apetece salir mañana a dar otro paseo?

─ ¿Por qué no? Jaja ¿A las dos te parece bien?

─ ¡Si! Bueno, pues hasta mañana a las dos ─dijo sonriendo
mientras se acercaba para darme un beso en la mejilla─. ¡Chao!

─ Chao ¡hasta mañana! ─le respondí sonriendo.