viernes, 14 de diciembre de 2012

Suicidio


Todo esto viene de largo, desde hace un año en adelante, pero concretamente la causa de este final viene de esta noche atrás.

Nos encontrábamos en una fiesta como en cualquier otra, pero esta era diferente. Allí se encontraba ella, la chica a la que amaba. Así que en un descuido en el que ella se quedo sola me acerqué por detrás cogiéndola por la cintura.

─ ¿No te gustaría volver a aquellos días? ─pregunté.

─ Lo siento, ya sabes que ahora me gusta otra persona. Lo nuestro acabó.

─ ¿No echas de menos esto? ─pregunté mientras  la abrazaba y la besaba en la mejilla.

─ Para por favor, no lo hagas mas difícil, te lo he dicho miles de veces, lo nuestro terminó. Si de verdad te hubiera importado nunca me habrías dejado escapar.

─ Pero…

─ Por favor, no insistas más, no quiero amargarme la fiesta.

─ De verdad, Alba, te sigo queriendo. Cierto es que no te presté la atención que necesitabas, lo sé. Sé que lo hice todo mal, pero comprende que el amor no viene con libro de instrucciones. Tu has estado con mas gente, por lo que has podido arreglar los errores que cometiste con los anteriores, yo en cambio esas experiencias no las tengo. Viniste tú a por mí, pensé que nada podría salir mal, que seria para siempre, que no te desamorarías. Ese fue mi gran error.

─ Pues ya has visto que no. Que la gente se puede desamorar si la convivencia con esa persona no es como pensabas, es decir, no era de la persona de la que te habías enamorado. Y ahora déjame tranquila, por favor ─respondió mientras se iba  con el grupo de gente.

Deprimido por la situación y por no amargarla más la noche me despedí del personal y me fui del lugar. Era una casa rural en la montaña, así que al salir me fui de paseo por el monte, acompañado por los arboles de la zona y la sonrisa de la luna llena bajo el cielo estrellado.

Gracias a mi afán por el senderismo y a la luminosidad proporcionada por la luna, me mantuve caminado gran parte de la noche por la montaña. Cierto es, que en ocasiones, acojonaba un poco, sobretodo al oír los búhos de fondo, pero eso no viene al cuento. Tras varias horas de caminata, encontré un viejo puente romano construido sobre un rio a bastantes metros de altura del mismo, el lugar en el cual me hayo sentado ahora mismo escribiendo esto. La vida por fin me ha dado una respuesta: “Salta”.

¿Por qué esa respuesta? Pues puede ser por muchas cosas, pero principalmente por la mierda de vida que llevo. Porque la chica a la que amo no me ama, porque los amigos que tenia los perdí, porque las formas de divertirse de ahora no son las que me gustan, porque tengo otra manera de ver la vida, porque no comprendo nada de lo que en el mundo ocurre, porque no hay nada que impulse a un loco a continuar en un mundo de “cuerdos”.

Esta vez no es un “hasta luego”, es un adiós definitivo. Pero no saltare sin antes dejar el siguiente fragmento de una canción.

 “Siento que el uso del corazón me ha dado de si, desatado y dilato de tanto latir por ti. […] Que te he dejado pero no de quererte, que te he olvidado pero no de mi mente, que siempre te tendré presente desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte….”


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