domingo, 16 de diciembre de 2012

Héroe


Como cualquier otro día me dirigía hacia mi rincón del “dolor” para ahogar mis penas. Era un lugar al filo de un acantilado, junto al viejo faro de la playa. Eran unas tierras “vírgenes” a las que solo yo sabía llegar, ya que estaba cercado. Era un lugar al que iba todas las tardes, después de hacer la tarea en casa, para pensar sobre la mierda de vida  que llevaba y ahogar las penas. Pero aquel día fue diferente.

Para sorpresa mía cuando llegue puede ver como había una chica morena sentada al filo del acantilado. Tras sentir mi presencia se puso de pie y se aproximó al borde del mismo.

─ ¡Como te acerques salto!

─ Tranquila, no soy ningún héroe, así que tu a lo tuyo y yo a lo mio ─continúe acercándome.

─ ¡Como continúes salto! ¡Te lo juro!

─ Ya te he dicho que no soy ningún héroe, he venido a tumbarme a ahogar mis penas mientras miro el cielo, como todas las tardes hago. Asique tu a lo tuyo, no te molesto.

─ ¿Tu eres gilipollas? ¿Ves una tía al borde de un acantilado apunto de saltar y te la suda?

─ Estas buscando captar la atención y no lo vas conseguir, asique como te he dicho antes, tu a lo tuyo y yo a lo mio.

─ En serio…. Pensaba haberlo visto todo pero me acabas de sorprender ─decía mientras se retiraba del precipicio y se volvía a sentar al filo de este.

─ Me suele pasar a menudo ─conteste mientras me tumbaba.

Me tumbé y me puse a observar las nubes y ahogar mis penas. Como no, como cada tarde, siempre se me escapa alguna lagrima que buscaba libertad. De vez en cuando miraba de reojo a la chica. Seguía allí sentada, con las piernas colgando del precipicio. Fueron pasando los segundos, minutos y horas. Continuamos cada uno a lo nuestro hasta que ella se levantó y se acercó a mí.

─ Parece ser que el no héroe que se la suda todo no es así, ¿no?

─ ¿Por?

─ Pues porque esas lágrimas indican que algo te importa, ya sea por no haberlo conseguido o haberlo perdido.

─ Puede ser. Ahora yo pregunto, ¿Qué lleva a alguien como tu al suicidio?

─ Pues una mierda de vida, en la que no se me facilitado nada.

─ ¿Has pensado que si saltas le estas facilitando el trabajo a la Muerte? ¿Porque vas a hacerle ese favor si a ti no te han hecho ninguno? Además, piensa que en cualquier momento la moneda puede dar la vuelta.

─ Joder… que manera de ver la vida…

─ Llevo otra filosofía de vida, así me va luego. Por cierto, ¿Ya no saltas? Te he dicho que no quería ser un héroe, puedes hacerlo si quieres.

─ Vete a la mierda. Se me han quitado las ganas contigo aquí. Así que me voy. Que te vaya bien con tus nubes.

─ Va, chao ─le contesté mientras me incorporaba.

─ Gilipollas… ─susurró entre dientes mientras se alejaba.
Me levanté de un brinco y me fui tras ella. Cuando estaba a punto de saltar el cercado la pare poniéndola la mano en el hombro.

─ ¿Crees que esas son formas de despedirte del héroe que te ha hecho no saltar?

Me miró con cara de pocos amigos y me sonrió forzadamente. Se dio la vuelta y continúo. Pasaron varias semanas en los que no volví saber nada de ella. Pensaba que ya habría saltado desde otro sitio, hasta que otro día llegué  a mi rincón, la encontré allí, tumbada mirando al cielo. Me sorprendió bastante.

─ Vaya, pensaba que habrías saltado desde otro punto ya, pero veo que no.

─ ¡Joder! Que susto me has dado ─respondió mientras se incorporaba y llevaba la mano al pecho─ Pensé en la frase que me dijiste y bueno…. aquí estoy.

─ Pues me alegro de ello. ¿Te apetece compartir nubes y penas?

─ Antes preferiría saltar... ─contestó mientras me guiñaba un ojo.


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