#Capítulo 04. Damparken
A la mañana siguiente, como todos los días me
levanté y me arreglé para ir a desayunar. Tras el desayuno me dirigí al
despacho de Malkova, pues nos había vuelto a citar. Cuando llegué, allí ya
estaba Hanne esperando.
─ Buenos días, ¿qué tal estas? ¿Has dormido algo?
─ Que va no he podido ─dijo ella mientras se
rascaba los ojos─.
─ Yo tampoco he sido capaz, no he podido de dejar
de pensar en lo que le pasara a Susanne.
─ Ya, yo igual…
En ese momento el superior llegó y pasó a su
despacho haciéndonos entrar.
─ Le traigo los papeles que nos dieron para los
tram…
─ Traiga aquí ─dijo Malkova mientras me los
arrancaba de la mano y los tiraba a la basura─. Estos son sus nuevos documentos
falsos, en tres días llévenlos al centro de huérfanos y comiencen con los
tramites, ahora pueden marchar.
Hanne y yo salimos del despacho maldiciendo a ese hijo de mala madre. Solo le
importaba su proyecto, le daba igual la gente que en él trabajaba, su fin era
llevarlo a cabo y guardarse el dinero.
─ Cada día tengo más ganas de estrangular a este tío.
─ Cálmate Henrik, no hagas algo de lo que te puedes
arrepentir.
─ Tranquila que no lo haré, y me refiero a lo de
arrepentirme.
─ Te recuerdo que estamos jugando con fuego…
─ Ya, ese es el problema.
─ ¿Te apetece que salgamos a dar una vuelta a ver
si nos olvidamos de esto un poco?
─ Va…
Salimos a dar un paseo por Damparken, un parque
cercano que había a MIND. Era un parque en el que había un lago central
navegado por una gran cantidad de patos.
Además de ello había una gran fauna de aves que volaban por encima y
alrededores de este. Este parque también
era conocido por las esculturas que lo adornaban. Era un lugar tranquilo y
relajante. Tras estar todo el día por allí, y comer en un bar cercano, regresemos
a la Organización. Cuando llegué allí nuevamente
acompañé a Hanne a su cuarto. De camino al mío me encontré con Bent.
─ ¿Qué pasa, y tu pareja?
─ Te recuerdo que solo es ficticia.
─ Ya… Eso es lo que dices jaja
─ Por desgracia si, solo es ficticia…
─ Ves si ya sabía yo… ¿y cuando te vas a declarar pequeño caballero?
Jaja ─dijo mientras me guiñaba un ojo y me echaba la mano al hombro─. Venga
vamos a tomarnos algo y me cuentas.
Yo no quería pero finalmente Bent me convenció
para salir a tomar y como no, también acabe contándole todo. Conocía a Hanne de solo veinticuatro horas que
había pasado con ella, pero tenía que reconocer que salvo por lo de Susanne, hacia
tiempo que no pasaba unas veinticuatro horas tan feliz y a gusto conmigo mismo.